Lacan, [Reflex]iones del Yo.



Debemos sentirnos estimulados por estas reflexiones sobre las funciones del Yo, e intentar examinar nuevamente ciertas nociones que a veces aceptamos acríticamente. Por ejemplo, la noción de que poseer un Yo fuerte resulta psicológicamente ventajoso.

De hecho las neurosis clásicas parecen no ser mas que subproductos de un Yo fuerte. Las difíciles pruebas de la guerra nos han demostrado que, después de todo, los verdaderos neuróticos son quienes poseen las mejores defensas.
(...)
Por supuesto, un proceso natural de auto adaptación no podría constituir por sí solo ninguna eventual superación de este drama. El concepto de auto-sacrificio, al que la escuela francesa se ha referido con el término oblatividad, y que indicaría una salida psíquica normal, nos parece una simplificación infantil.




En la práctica diaria podemos cotejar los resultados desastrosos de los matrimonios basados en semejante auto sacrificios: compromisos tomados de acuerdo a la ilusión narcisista que corrompe todo intento de asumir alguna responsabilidad por la persona del otro.

Sería necesario aquí considerar el problema de nuestra propia evolución histórica, la responsable tal vez de los impases psicológicos del yo del hombre contemporáneo como del deterioro progresivo de la relación entre hombres y mujeres. (...)



Las enfermedades que tratamos de curar, lo mismo que las funciones cada vez mas difíciles que debemos llenar, parecen implicar el surgimiento de un nuevo tipo de hombre: el Homo psicologicus, el producto de nuestra era industrial. La relación entre este Homo psicologicus y las máquinas que utiliza, resulta bastante asombrosa; especialmente para el caso del automóvil. La impresión es que su relación con esta máquina se ha hecho tan íntima que ambos, hombre y automóvil, se han realmente unido. Los desperfectos y fallas mecánicas del automóvil aparecen a menudo paralelamente a los síntomas neuróticos de su dueño. La significación emocional de las primeras para las segundas proviene tal vez del hecho de que el automóvil exterioriza la caparazón protectora del yo y el fracaso de la virilidad.

La relación entre el hombre y la máquina llegará a ser regulada por medios psicológicos y psicotécnicos, necesidad que se tornará cada vez más urgente con el desarrollo social. Si contrastando con estos procedimientos psicotécnicos el diálogo psicoanalítico intenta reestablecer una relación humana, ¿la forma de este diálogo no está determinada acaso por un impase, a saber, por la resistencia del yo? Desde luego, ¿no es el diálogo psicoanalítico, acaso, un diálogo del cual sabemos que admite, por su técnica, liberar, al paciente de las cadenas de su ignorancia otorgándole una palabra plena?

JACQUES LACAN
[ Paris, 1901 /1981 ]
"Some reflec­tions on the Ego"
Manuscrito del 2 de mayo de 1951

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